El puerto de Cobija es uno de los principales atractivos turísticos de la región de Antofagasta
Su riqueza es apreciada por la gran mayoría de los turistas nacionales, especialmente a nivel regional, debido a su belleza y exuberante biodiversidad marina.
Sus orígenes poseen diversos escenarios cronológicos, iniciándose como un asentamiento pre hispánico de conformado por cazadores y recolectores marinos, convirtiéndose, posteriormente, en un puerto colonial que conectó el tráfico comercial entre la costa y el alto Perú, en periodos postcoloniales, se erigió como la cabecera del departamento litoral; cuya ruta se proyectó para suprimir la continentalidad de la republica de Bolivia.
En el siglo XVIII, se conformó como santa magdalena de cobija, adoptando el nombre de Puerto Lamar. Su anexión a la república de Chile se realizó en medio de una decadencia librada por el despoblamiento que originaron catástrofes naturales, en 1868 y el terremoto y maremoto de 1877 que destruyó gran parte de sus edificaciones, siendo abandonado definitivamente en 1907.
Sus vestigios presentan evidencias de un poblamiento bastante intenso y de largo tiempo. Junto a un extenso complejo repleto de murallas desnudas, las ruinas de sus edificios, desprovistos de toda fisonomía arquitectónica, son el testimonio de grandes catástrofes que arrasaron con su urbanidad.
Con la persistencia de diferentes prácticas extractivas, hoy en día, aquel puerto mayor, es residencia de una reducida comunidad de pescadores y orilleros, los que aún extraen sus preciados recursos marinos, en medio de los relatos que hablan de una antigua y vasta ciudad. La extracción de algas marinas ha entregado un nuevo rubro a su comunidad y ha cambiado el paisaje cultural. Las rutas caravaneras se han vuelto invisible, la ruta panamericana ha destruido, al fin, su enclaustramiento.
Su muelle es un punto obligado para los compradores del mejor pescado del Norte de Chile. Un lugar de sumo potencial turístico, especialmente en el ámbito de la sustentabilidad y el medio ambiente, y que evoca aquellos contrastes del árido despoblado de Atacama.