La caleta de “Coloso” es un asentamiento rural de la Comuna de Antofagasta, ubicado en el sector sur de la capital regional. Esta entidad de población es conformada por una comunidad dedicada a la extracción de recursos marinos, tanto para el consumo alimentario, como también para la recolección de algas marinas. A nivel regional, junto al balneario Juan López, la caleta coloso es el principal atractivo turístico de la ciudad de Antofagasta, principalmente por sus atractivos gastronómicos y la belleza de sus playas.

Pero este sector posee una riqueza cultural que trasciende lo actual, y lo vincula con los orígenes mineralógicos de la región. Los primeros asentamientos de la ciudad se sitúan a los pies del cerro homónimo, por medio de la extracción cuprífera en un sistema rudimentario y el guano, a mediados del Siglo XIX.

Posteriormente, la creación del Ferrocarril de Coloso a Aguas Blancas, de la Compañía Salitrera Granja y Hermanos, permitió el embarque de salitre en sus costas, generándose instalaciones férreas, a partir de un ferrocarril de trocha angosta, que lo conectaron con la quebrada de La Negra y las oficinas salitreras ubicadas en los salares posicionados al sur del salar del Carmen; y que formaron un distrito salitrero de gran importancia para el norte de Chile. Con la crisis de la industria del salitre, el puerto construido a inicios del siglo XX dejó de funcionar y la escuálida producción de nitrato fue exportado por las vías del ferrocarril de Antofagasta Bolivia, dejando deshabitado este punto costero de la región. Su reactivación vino con la aparición de la Compañía Minera Escondida, reavivando su punto de embarque, pero esta vez, para la embarcación de cobre y la carga de materiales para su producción en la zona interior de la región.

Una dicotomía entre el esplendor industrial y la riqueza natural de su costa, han marcado a este lugar de la costa de Antofagasta, la que también puede erigirse como el principal potencial turístico de la capital de la región. La gestión en materia de desarrollo comunitario en la localidad es una tarea que puede generar una gran actividad económica en aras de una gestión responsable de su patrimonio histórico y natural.