La sociedad nortina es en esencia extranjera
Durante largos episodios de la historia, la población que se asienta en este lugar del país, es migrante. Desde las sociedades pre hispánicas, las comunidades que buscaban los recursos apropiados para su subsistencia, o bien los pioneros europeos, que abrieron las sendas en búsqueda de la riqueza mineral, arribaron desde diferentes lares. La presencia de Chilenos y Chilenas se origina en escenarios previos, con la instalación de las primeras ciudades en su costa y la depresión intermedia, mucho antes de la guerra del Pacífico,
La civilización trajo consigo la industria del salitre, y con ello la tecnologización y una población que construyó diferentes proyectos de vida en medio del desierto de Atacama. Las colectividades de alemanes, ingleses, griegos, italianos, españoles, chinos, croatas, entre otros, se asentaron en rubros como el comercio y encarnaron, en muchas veces, los intereses bursátiles de firmas extranjeras o bien las agencias del Estado de Chile, erigiendo a nuestra sociedad nortina. Reflejo de ello, son los testimonios que han entregado los consulados en la plaza Colón de la capital regional.
Los países vecinos, como las repúblicas de Perú y Bolivia, siempre han mantenido constantemente flujos migratorios, los que se han asentado totalmente, siendo parte de la sociedad, ya sea en las zonas cordilleranas, como también en las urbes del litoral.
Actualmente, la migración se ha diversificado, atrayendo a población de Colombia, Ecuador y Venezuela. Lo europeo no solo es parte de la migración de nuestra región, su esplendor no tiene vinculación con el color de la piel. Desde lejos, se asoman, cada vez más, nuevos integrantes que deciden afincarse en nuestras localidades.
Un variopinto de nacionalidades que traspasa la diversidad cultural y se sintetiza en una identidad, fortalecida con el arraigo al territorio desértico, a sus riquezas, sus encantos y en un crisol multicultural denominado “Nortinidad”.